El Garbigune de Urretxu ha cumplido quince años, los mismos que lleva su  responsable Marcos Iglesias trabajando en él. Desde su atalaya del puerto de Deskarga es testigo de la  evolución de la sociedad en materia de consumo
¿Cómo funcionan los Garbigune?
Los primero fueron los de Debagoiena. Cuando la Mancomunidad  Sasieta decidió abrir el de Urretxu fuimos a allí a conocer cómo  funcionaban. Es muy simple: tenemos once contenedores y a cada uno de  ellos se arroja un tipo de residuo. Aquello que se puede recuperar se  envía a un centro y el resto al vertedero. También recogemos residuos  tóxicos y peligrosos: pintura, barniz, disolvente, fluorescentes, aceite  de automoción…
¿Qué más residuos recogen?
En un contenedor recogemos chatarra, en otro papel y cartón,  en el tercero voluminosos (sofás, colchones, moquetas…) y plásticos  que no se recuperan (persianas de PVC, poliespán…) y en el cuarto  plástico de embalajes (polietileno de baja densidad). Además tenemos  otros dos contenedores para la madera, dos más para los escombros y otro  para el polietileno de alta densidad. Los dos últimos son para los  electrodomésticos: uno para la línea blanca (lavadoras, frigoríficos,  hornos…) y otro para la línea marrón (televisores, ordenadores,  impresoras…).
¿Cuántos Garbigunes hay en Gipuzkoa?
Cada vez más, pero no sé cuántos son en total. El primero que  abrió Sasieta fue el de Urretxu, después abrimos otro en Beasain porque a  la gente de aquella zona le costaba venir aquí y ahora vamos a abrir  otro en Ordizia.
¿Han cambiado mucho nuestros hábitos en estos quince años?
Somos testigos de la evolución de la sociedad. Los  electrodomésticos se sustituyen cada vez antes. Viene más gente y cada  vez recogemos más material. Antes la línea marrón se enviaba al  vertedero, pero después comenzamos a recuperarla.
¿Considera que la sociedad está más concienciada?
Sí. Cada vez viene más gente y recibimos visitas de escolares.  Cada día vienen unas 30 personas de Ezkio-Itsaso, Legazpi, Urretxu y  Zumarraga. De vez en cuando también viene alguien de Antzuola, pues este  Garbigune lo tienen más a mano que el de Bergara.
¿A dónde se envía todo aquello que se puede recuperar?
El papel y el cartón, a la papelera de Legorreta. La madera se  manda a otra planta de Legorreta, donde se utiliza para hacer  aglomerado. Los aparatos eléctricos y electrónicos van a Bizkaia, a la  empresa Metal Recicling. Las baterías las recoge otra empresa, los  neumáticos Desguaces Lezo… Los que están bien se aprovechan y los que  están mal se desmenuzan y se utilizan para hacer asfalto. Antaño se  quemaban en Cementos Lemoa.
¿Qué consejo le daría a la gente?
Nosotros ponemos los medios: contenedores, un día a la semana  pasamos a recoger los trastos… Es una pena que siga habiendo gente que  echa sus trastos en el monte, como pasó hace poco en Irimo. ¡Es más  fácil dejarlos en un contenedor!
¿Qué es lo más curioso que le han traído jamás?
Me han traído muchas cosas curiosas. Por ejemplo, un traje de  legionario. En otra ocasión un señor me trajo tres piernas ortopédicas.  No supe qué hacer con ellas. También suelen traer antigüedades: radios  viejas, planchas, libros antiguos…
Vía: noticiasdegipuzkoa.com